El sábado pasado La Pola contó con una iniciativa para que la gente a la vez que hurgara en los puestos buscando ese producto de comercio justo, que evidentemente no encontraría en los circuitos comerciales establecidos, con su adquisición ayudaba a diferentes ONGs (o si lo preferís oenegés).
La solidaridad es un principio escaso, por desgracia, en nuestra sociedad. Y si a ello le añadimos los coletazos que la crisis va dejando poco a poco en nuestras maltrechas economias caseras, es evidente que triunfe una iniciativa como esta y reciba el calor popular deja en muy buen lugar a Lena y sus gentes.
Los puestecillos, muy logrados en su estética, iban presentando humildes productos que con su venta van a permitir que algunos proyectos humanitarios sigan adelante. Seguro que pese a todo lo recaudado sabrá a poco, pero menos es nada.
¡Qué lejos quedan por desgracia en su consecución los objetivos del milenio, para erradicar la pobreza del mundo!.
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